Confieso que puedo caer, (en realidad todos podemos caer) en las exageraciones. Me explico, así como puedo maximizar el concepto de “diseño” también lo puedo minimizar… ambas de forma inconsciente. Esto es lo que causa muchas confusiones o mal interpretaciones, en la polisemia del diseño. Veamos. Maximizar (o idealizar) el concepto, es creer que nuestros objetos de diseño pueden “salvar” al mundo, así tajantemente, sin ni siquiera cuestionarlo. Minimizarlo, es creer que el diseño solo son esquemas o dibujos que nos llevarán a producir esos objetos… nos detenemos, y claro!, el consumismo no salvará al mundo. En cualquiera de los dos casos estaremos equivocados, porque perdemos de vista la función real de nuestro campo, no estamos viendo todas las aristas: necesidad-objeto-uso-significación. Maximizar el concepto (o generalizarlo) también es creer que “el propio discurso de la praxis” es la realidad absoluta que ha hecho evolucionar al diseño. Cuando evidentemente sabemos que el campo se fue configurando con discursos o teorías de otras disciplinas que finalmente lo han ido desarrollando y reformulando. Así mismo, minimizarlo es el lado opuesto, es creer que el diseño es solo una actividad productiva que no genera conocimiento. Solo es una fase de producción, no tendría porque reflexionarse… y claro, esto es una falacia. Maximizar el concepto, es creer que el diseño debe ser esencialmente estético, inclusive algunas piezas las podemos percibir como una obra de arte, para que puedan perdurar en el tiempo. Acá, minimizarlo sería obviar la utilidad de los objetos y no darle el valor funcional, en otras palabras sería como diseñar sin ningún sentido. Maximizar el concepto es creer que el diseño está condicionado solamente por el entorno directo del creativo. Entre “más libertad” se de para crear mi objeto, la respuesta puede llegar a ser más original. Y ojo aquí, los más grandes maestros del diseño (como Charles Eames) afirman que entre más condicionados estén, más creativos pueden ser en sus objetos. Así que en realidad, estaríamos minimizando el concepto con esto de querer perseguir la “libertad creativa”. Cabe aclarar que el contexto que impacta a nuestra pieza, es el de nuestra audiencia… y es al que debemos darle todo el foco. Como mencioné al principio, exagerar sería “endiosar” al diseño, idealizarlo o generalizarlo. Necesitamos evitarlo, necesitamos darle su justo valor. La consecuencia de haberlo entendido “mal” por mucho tiempo, es que tergiversamos lo conceptos, y siempre estamos discutiendo los mismos malos entendidos. Se deforma el campo, con todas estas malas apreciaciones. Me despido, soy Erika, ustedes ¿qué opinan? ¡Hasta la próxima!
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