Muchas personas se dicen a sí mismas que no han sido tocadas por la varita mágica de la creatividad… que llegaron tarde al reparto del talento creativo. En pocas palabras, están convencidas que no son creativas. Ya sabemos que «esto de la creatividad» es una habilidad que podemos desarrollar con práctica y dedicación. La cuestión reside en qué no estamos seguros cómo ponernos en marcha; cómo mejorar las habilidades y cómo sostener los progresos. La respuesta no es única ni fáctica. El camino no es lineal ni sencillo. En mi periplo descubrí cuatro claves que transformé en verbos para estar activo y motivado: preguntar; interactuar; observar y experimentar. Los comparto con el firme deseo de que sean de valor para tu proceso. Permíteme decir que este cuarteto verbal es posible resumirlo en una máxima: estar atento; aprender a mirar más allá del ombligo para encontrar ideas. Cuánto más amplias y diversas sean las fuentes de inspiración –pensamiento racional e intuitivo, experiencias, vivencias, emociones, conocimientos–, mejores oportunidades tendremos para echar mano de la creatividad para generar ideas. Ser creativo, antes que un trabajo o una forma de moverse en el mundo, es un actitud catalizadora del deseo de hacer cosas porque importan, porque nos gustan, porque son interesantes y porque son parte de algo importante. El cuarteto de la creatividad Los teóricos del pensamiento creativo hablan de cuatro elementos para estudiar a la creatividad. Se refieren a ellos como las «4P» por las iniciales de proceso, producto, persona y plaza. Ver más allá. El proceso creativo involucra al creador directamente con sus emociones, con un alto grado de compromiso personal, responsabilidad, interés y entrega para generar más y mejores ideas. Está determinado por la presencia de cuatro condiciones:
- Originalidad para ser capaces de pensar de manera diferente a lo tradicional.
- Fluidez para lograr una sucesión de ideas sin estancarse.
- Flexibilidad cognitiva para ver las cosas desde otro á
- Independencia cognitiva para estar seguro y tener confianza en las ideas.
Personas T. Las personas con «mentalidad de crecimiento» piensan que el éxito depende del esfuerzo y del trabajo. Sin embargo, las personas con «mentalidad fija» creen que depende de habilidades innatas y tienen urticaria ante cualquier error. Si no cambias no puedes ser innovador, no puedes pensar distinto ya que los patrones de pensamiento que construimos para ser muy eficientes en algunos casos nos vuelven más ineficientes. Las herramientas de cambio tampoco son mágicas porque la principal amenaza para el cambio es nuestro cerebro: un órgano que busca homogeneidad y constancia. Un cuerpo que prefiere quedarse en la zona de confort para no correr riesgos y para ahorrar energía. Las personas creativas son inquietas y curiosas. Despiertas, observadoras. Con espíritu positivo. Ven constantes oportunidades en el mundo que los rodea. Alternan estados de conciencia deliberados con momentos de ensoñación, relajación, intuición y visualización. Las personas creativas son como la letra T. El eje vertical del signo es igual a su área de especialidad, profunda y especifica. El eje horizontal aloja variedad de intereses en otras áreas que colaboran a nutrir con ideas y conceptos el área específica. Ecosistemas, no egosistemas. El contexto, la comunicación y la libertad para que fluya el imaginario colectivo generan el mayor caldo de cultivo para el desarrollo del pensamiento creativo. La plaza es el espacio utilizado para promover la creatividad. Un sitio contenedor de los errores o fracasos que brinde al individuo un clima de seguridad. El mejor escenario es aquel que permita que las ideas puedan reinventarse e intercambiarse libremente. Un lugar que promueva el estímulo lúdico, los procesos divergentes y la cooperación. Imaginación. Ideación. Implementación. Un producto es considerado creativo cuando es original, reviste de un grado de utilidad e implica algún tipo de mejora en la solución. Es decir, se trabaja desde una idea original. Se genera algún tipo de proceso complejo que lleva a una idea mejorada, con más elaboración que la original. La imaginación es la que nos inspira para crear nuevas soluciones, historias y mundos. La creatividad es la que pone esa creación en contexto y le da un sentido, un valor. Y la innovación es la que desarrolla e impulsa ese sentido creado para asegurarse que éste sea novedoso en su campo. PD: Te invito a seguir conversando en mi página de Facebook: http://www.facebook.com/gussmartincrea Imagen cortesía Shutterstock
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