En la primera parte, te comentaba acerca del festival y cómo a lo largo de más de 60 años a logrado mantener vigencia. Que la innovación y el buen uso de marketing ha prolongado su estatus de festival mundial y que como muchos sospechan, el nuevo sistema ha hecho que los “favoritos” se conviertan en ¿favoritos? En 2017 las marcas Jacobs y Visa fueron junto a los participantes, los protagonistas del evento. Se estrenó por primera vez, segmentos en Youtube e Instagram para conocer mejor a los representantes de cada país y así ayudarlos a crear empatía con el público (como en el caso de Bielorrusia). 12 puntos para las RRSS Mientras el Eurovision Song Contest se da en horario nocturno en los paises europeos, en Lationoamérica el evento lo vemos cada año en el mes de mayo a eso de las tres de la tarde (15:00hrs) y en Australia a las 4:30 de la mañana, como en año anteriores, algunos marcas se hacen notar a través de Twitter -siendo ésta la plataforma favorita de los eurofans por su inmediatez- Facebook o Instagram aprovechando la ocasión. 2017 fue el peor año para España en este evento, terminaron de últimos de un total de 26 países finalistas, sin embargo, fue el país que más tuiteó sobre este evento según Kantar Twitter TV Ratings, encargado de medir la audiencia social en dicho país. Los datos Los datos de Kantar cuantifican que en total, se generaron alrededor de 1,8 millones de comentarios en Twitter durante su emisión, generado por 194.910 personas cuyos mensajes produjeron 255 millones de impresiones, de aquí sale nuestra tercera lección: aprender a interpretar datos. Después que se aplicaron filtros y cuantificaciones, los datos deben pasar a ser información útil, por ejemplo, de los 1,8 millones de comentarios que se dieron durante la transmisión del ESC, todos se dispararon a las 10:21pm de la noche o (22:21 hrs), justo cuando el cantante de España desafinaba, creando una avalancha de 19.740 tuits con memes. Desde años pasados estas ”subidas” son aprovechadas por las marcas para publicitarse. Fuera de memes Ya no existe límites en quién o qué empresa puede ser patrocinante oficial del festival, en 2015 Osram hizo lo suyo con la tecnología led, Microsoft se unió para lo que en 2017 Jacobs y Visa no tardaron en querer ser parte de este gigante de Europa. Uno de los temas delicados es el de la homosexualidad en el concurso, si bien, es sabido que Rusia -que es concursante habitual pero que en 2017 declinó por problemas políticos con Ucrania- es una nación ortodoxa y bastante homófoba, en los últimos 5 años prácticamente queda dentro del top 3, haciendo que marcas como Absolut -que en 2015 se adueñó de la second screen con el lanzamiento de la Absolut colors pensado para público diverso- se cuestionen si deben renovar votos a futuro con el concurso o no y justamente es es la cuarta lección: lo mediático. Sensacionalismo gratuito Ahí entran todos, países como Rusia, Ucrania y Bielorrusia por su eterna pelea, cantantes como Dana Internacional y Conchita Wurst por ser transgénero y travesti sucesivamente, Monika Kuszy?ska por ser minusválida, Julia Samoylova por tener polio y ser vetada del concurso en 2017 y Salvador Sobral por llevar un marcapasos por fuera de su cuerpo. Aunque ya vienen con ese extra de sensacionalismo, lo que hacen y lo que opinan se vuelve súbitamente atractivo para los medios y sus coberturas mediáticas faranduleras. Pasa como en el caso de Donald Trump, a pesar de tener un discurso racista, sexista, etc el mismo se sigue difundiendo por interés del público. Alex Florea tuvo intención de ser “llamativo”, su representación para Rumanía con un canto tirolés no fue muy atractivo y ahora dice que el ganador de la edición se aprovechó de su “enfermedad del corazón” por lo que afirma que es un enfermo pero mental, ¿wtf? ¿dolor de perdedor? Dichas aseveraciones le han dado tanta visibilidad como personaje público, que con el odio que genera en algunos fans ya hasta se atreven a decir que volverá a representar a su país en 2018. Emocional La quinta lección: discurso emocional. El ganador ha dicho muy sentidamente “la música no son fuegos artificiales” en un intento de decir que la competencia -que últimamente pareciera enfocarse en efectos y artificios- es musical por lo que la música no necesita de eso, basta con sentirla y generar una emoción. Muchos de los concursantes se lo tomaron personal, pero lo cierto es que su participación siempre fue un storytelling. Todo empezó por la explicación de porqué usaba ropa ancha, sus faltas a los ensayos y finalmente que su hermana fue quien escribió el tema y lo recibió junto a él. Él, como un producto no solo se vende así mismo, representa valores y emociones que hacen que muchos lleguen a identificarse y así generar una empatía que lo haga friendly para el público y para las demás marcas.
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