Como principiantes en el emprendimiento creativo cometemos diversos y desafortunados errores que solo aprendemos a solucionar una vez nos enfrentamos a ellos. No obstante, como en cualquier profesión, todo resulta más sencillo y previsible si alguien que ya ha pasado por lo mismo nos ofrece unas reglas del juego o unas instrucciones básicas para enfrentarnos a este nuevo reto:
- Las principales virtudes que has de dominar para ser freelance son la paciencia y el valor. Debes tener en cuenta que el éxito no llegará de un día para otro y que, probablemente, surgirán obstáculos durante el camino que pueden llevarte a replantearte seguir trabajando como freelance. Como en cualquier forma de trabajo, habrán días en los que te comerás el mundo y, otros, en los que el mundo parecerá comerte a ti, por ello es importante ser constante y valiente para afrontar esos días que te pueden hacer tirar la toalla.
- A clientes necios, oídos sordos. Los comienzos suelen ser duros y, por ello, muchas veces nos vemos obligados a aceptar cualquier tipo de encargo para cualquier cliente. Pasado un tiempo, te cansarás de aquellos clientes que no valoran tu tiempo y tu profesión, por lo que conviene no hacer de ellos tu principal fuente de ingresos. Trata de captar clientes que entiendan que tu trabajo, como el de cualquier otro profesional, ha de ser retribuido justamente.
- Autoconocimiento y conocimiento del sector. Aunque hayamos podido conocer nuestra manera de trabajar y la del sector desde los ojos de una agencia, al emprender descubrimos que aún tenemos mucho que aprender, sobre nosotros mismos y sobre el mercado en el que nos movemos, para poder ser unos autónomos de éxito.Al principio es probable que te equivoques en la estimación de presupuestos y de plazos de entrega por dos razones: por un lado, estás acostumbrado a trabajar dentro de un equipo de trabajo que se divide las tareas de cada encargo, así que el tiempo que te llevaría normalmente concluir tu trabajo en la agencia, será considerablemente inferior al que te costará hacerlo por tu propia cuenta.
Por otro lado, el temor inicial a que los clientes rechacen tus presupuestos por suponer una inversión excesiva, te llevarán a subestimar los costes que el encargo conlleva y esto, sumado a las horas extra de trabajo que tendrás que invertir en cada proyecto que pensabas que acabarías rápido, hará que las cifras que hayas presupuestado cubran los gastos, y con suerte. Si quieres que te valoren a ti y a tu trabajo, empieza por hacerlo tú mismo.
- La organización ha de convertirse en tu mejor aliada. Para que la desorganización y el estrés no te dominen, puede ayudarte establecer un horario y unas pautas diarias, como desayunar tranquilamente y asearte antes de empezar a trabajar, o hacer algo de ejercicio a una hora determinada. Emplea tantas y tan variadas herramientas de organización como necesites para poder tener clara tu disponibilidad a la hora de aceptar nuevos retos, así como los objetivos que debes cumplir cada día para que todo vaya según lo previsto. Estas sencillas tareas evitarán que pierdas la cabeza ante la acumulación de trabajo.
- Valorar tu salud y no jugar con ella. A veces nos enfrascamos tanto en el trabajo que podemos perder la noción del tiempo frente al ordenador. Esfuérzate por realizar pautas cada 2 horas de trabajo aproximadamente: date tiempo para beber un poco de agua, ir al servicio, picar algo, tomar un poco de aire fresco…
Aunque al principio te parezca una interrupción o una distracción innecesaria, con el tiempo descubrirás que nuestro cerebro funciona mucho mejor cuando no lo sobrecalentamos y le dejamos unos minutos para respirar y oxigenarse. No es casualidad que las mejores ideas se te ocurran en la ducha, en la cama, o paseando a tu perro: son los momentos en los que, irremediablemente, dejas a tu cerebro relajarse y pensar en otras cosas. No tomes como costumbre comer y cenar delante del ordenador, no estés trabajando hasta que te vas a la cama o hasta que te quedas dormido sobre los libros si no es estrictamente necesario. Aprende a desconectar y a disfrutar de tu tiempo de descanso otorgándote el derecho a tener tiempo libre, al fin y al cabo, tú eres tu propio jefe.
- Más allá de un horario, es necesario fijar unos objetivos tanto a largo como a corto plazo. Ser tu único jefe y compañía puede hacer que descuides algunos aspectos ante la carga diaria de trabajo. No seas un robot que se levanta cada día y se sienta frente a un ordenador a sacar encargos como si no hubiese un mañana, piensa lo que quieres conseguir tanto en el día a día, como en el día de mañana como marca personal. Pon empeño en ser igual de profesional que cuando tenías que cumplir responsabilidades frente a un equipo y un jefe.
Es necesario aprender a priorizar y a desglosar las grandes tareas en otras más pequeñas que se puedan cumplir en poco tiempo para poder organizarnos mejor y no agobiarnos, siendo nosotros los que llevemos las riendas de nuestros proyectos y no al contrario. Un cliente que necesita un gran encargo para dentro de unos meses, puede parecer uno de tus objetivos a largo plazo, pero lo cierto es que también debe formar parte de tus objetivos diarios para que no se te acumule todo el trabajo hacia el final del plazo de entrega.
- Consiguir un espacio propio para trabajar. Al principio, como todos sabemos, no es sencillo poder adquirir una oficina propia fuera de tu casa, por ello todos los grandes inventos de nuestra generación se han creado en garajes. No obstante, aunque tu espacio de trabajo se sitúe en tu hogar, para poder alcanzar los objetivos que has planeado y cumplir con la organización pautada, es necesario que tengas establecida una zona que sea solo tuya y se utilice exclusivamente para tu trabajo, sin interrupciones familiares o rutinarias, como las que se producen al trabajar en la mesa en la que normalmente se come.
- Invertir tiempo en ser un mejor profesional. Busca formación de tu área o sobre otras afines a la tuya, también te puede interesar explorar terrenos que aunque no estén relacionados con el tuyo, necesitas conocer para ser buen emprendedor, como temas financieros o de autogestión, idiomas, negocios, procesos de trabajo… Dedícate también tiempo para disfrutar de tus fuentes de inspiración, como pasear por la ciudad o la playa, visitar alguna exposición interesante o leer.
- Aprender a delegar en aquellas tareas que escapan de nuestro alcance. Siempre habrá algún tema que nos resulte totalmente desconocido y sobre el que no sea posible aprender de manera rápida, habrá otros que aunque pudiésemos gestionar, nos quitarían demasiado tiempo y nos generarían un alto nivel de estrés totalmente innecesario.En mi caso, por ejemplo, y creo que también en el de otros muchos autónomos, el elemento principal en este sentido es la gestión legal y financiera, un servicio por el que pagando una pequeña y razonable suma de dinero, un gestor, contable o asesor resuelve todos ese tipo de trámites permitiéndote invertir ese tiempo en trabajar, aprender o disfrutar de algo más de tiempo libre.
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