El fútbol es un fenómeno mundial que apasiona a más de uno. Además, es un deporte que provoca que los estadios donde se practica se llenen de color y fanatismo por once jugadores, los colores de una bandera y el palmarés de un equipo. Basta con ver partidos de alto calibre como lo es el Súper Clásico Argentino, Boca Juniors vs River Plate o en México un América vs Chivas. Últimamente las aficiones más radicales de Europa como la del Borussia Dortmund en Alemania, han comenzado una tendencia en la que se crean murales en combinación con mosaicos para imponer respeto ante un rival. Ésta es una de las muestras más importantes de la pasión, el fanatismo y la creatividad de una afición por un deporte. En México, han existido capítulos donde la afición es la que exhibe los malos manejos de un equipo o incluso es capaz de rendirse ante un solo jugador. Si bien, en Sudamérica el fútbol se vive de forma muy distinta, en México tenemos características únicas. Por ejemplo, en el mundial de México 86, el estadio Tecnológico de Monterrey, nació uno de los actos más emblemáticos del fútbol. “La ola” surgió con un objetivo muy claro: despertar a la afición de un posible lapso de aburrimiento en el trámite de un partido (Zócalo, 2014). Por primera vez quedó grabado en la televisión en cadena global gracias a la cobertura del mundial de aquellos años. La Ola se mantiene vigente en los estadios de fútbol de México y algunos otros países la han adoptado. Sin embargo, existe un acto que desde hace un tiempo se ha mantenido inmerso en una polémica que, equiparable a la famosa ola, este también ha trascendido de una forma un poco distinta. Hasta hace algunos años, en el saque de portería que realizaba cualquier portero visitante se le presionaba con el grito “ehh… puto” en el que casi todo el estadio se unía para desconcentrar al portero rival. Este polémico grito ni siquiera nació siendo un insulto y mucho menos era un grito para el fútbol soccer. Nació en los emparrillados, curiosamente también en Monterrey de igual forma en la década de los ochentas. Los partidos del equipo “Potros” perteneciente a la Asociación de Fútbol Americano Infantil (AFAIM) contaban con una afición que un día decidió comenzar a gritar “ehhh… PUM” en cada kick off realizado por algún pateador (MedioTiempo, 2016). Este grito de guerra fue adoptado por los Borregos Salvajes del Tec de Monterrey a manera de apoyo al equipo local y fue hasta 2001 que el famoso grito llegó a la Liga Mexicana de Fútbol, de la mano de la afición de Rayados, quienes adoptaron este grito para presionar a los porteros rivales. En 2003 vino el cambio más significativo en este acto. Oswaldo Sánchez, eterno guardameta de las Chivas del Guadalajara y seleccionado nacional declaró a medios de comunicación que estaba agradecido con el Atlas (Eterno rival del Guadalajara) por haberlo debutado en el máximo circuito, pero que su corazón pertenecía al cuadro rojiblanco de las chivas. Ante estas declaraciones, la afición rojinegra del Atlas hizo sentir su molestia utilizando el grito nacido en Monterrey con la diferencia de que, en esta ocasión no sería “PUM” la frase final sino “Puto”. Fue así como se convirtió en un “clásico” de los estadios de fútbol, ni siquiera era de asombrarse que cuando México jugaba partidos amistosos en Europa o en territorio norteamericano el grito se escuchara. Ya era casi tan famoso como “La Ola” del mundial del 86. La situación pasó de ser una costumbre a un problema pues la FIFA analizó el famoso grito y lo catalogó como homofóbico, además amenazó con tener consecuencias considerables para la selección mexicana si la FEMEXFUT no hacía algo para erradicarlo de las gradas. Campañas llegaron y el grito simplemente no cesaba, fue entonces que las multas llegaron al escritorio de la Federación Mexicana de Fútbol, 20 mil francos suizos de multa para la Federación por considerar esta consigna como homofóbica y discriminatoria. Muchos críticos aseguraban que el problema del grito era un tema cultural y de machismo mexicano, mientras que otros defendían el grito como algo más futbolero, que no buscaba ofender a la comunidad gay y que en realidad la misma palabra “puto” puede tener diferentes significados. Actualmente el grito ha dejado de aparecer en los estadios aunque siguen existiendo plazas que se niegan a dejar de hacerlo, defendiendo su uso única y exclusivamente en los estadios de fútbol. El tema es que, aunque parece difícil erradicarlo, aficiones como la de Tigres de la UANL han intentado que los asistentes a sus partidos cambien el famoso grito por un “ehh Tigres”. Pero la tarea no solo la debe hacer el fanático del fútbol que asiste cada semana al estadio a apoyar a su equipo. Veamos el ejemplo más actual que termina apoyando el argumento acerca de que este grito es un “mal cultural”. El pasado 10 de noviembre, la sesión de la Cámara de Diputados en la Ciudad de México se llevaba con normalidad. Aclaro que con normalidad me refiero a que nuestros diputados, apasionados de su trabajo, estaban haciendo lo que mejor saben hacer: dormirse en una curul, textear, llamar por teléfono y hacer de la Cámara un mercado donde lo único que falta es la venta de piratería. Suena desolador y a un chiste de muy mal gusto, pero lamento decirte querido lector que todo lo que acabo de describir es verdad. En esa sesión, el legislador perteneciente al partido Morena, Ariel Juárez subió a la tribuna de la Cámara de Diputados para hacer una dura crítica a algunos militantes del PRI sobre el manejo que hicieron del presupuesto anual y los fondos para la reconstrucción del país tras el sismo del 19 de septiembre. Lejos de recibir una posible respuesta o de abrir la puerta a un debate de un tema grave como es el desvío de recursos por parte del PRI en una situación de crisis, lo único que Ariel Juárez recibió como respuesta fue un “ehh Puutooo” entonado por varias mujeres militantes del partido tricolor para interrumpir su participación en el estrado. (E-Consuta, 2017) Tengo que ser muy honesto, soy partidario de que el grito es meramente futbolero y no tiene ningún tinte de discriminación u odio a la comunidad gay de este país. Tampoco me asusta pues creo que hay cosas mucho más graves que ocurren todos los días en nuestro país como para focalizar toda nuestra atención en una mala costumbre del aficionado mexicano. Por otro lado, soy consiente que los tiempos en los que vivimos son cada vez más complicados y que estamos en una constante lucha por la tolerancia y la equidad de derechos humanos por lo que considero que este debería ser el argumento principal para erradicar el polémico grito. Lo que si me indigna y preocupa más es el hecho de conocer a la gente que tiene en sus manos las decisiones más importantes para este país. Los diputados y senadores de nuestro país ganaban en 2015, solo por sentarse en una curul, 117 mil 600 pesos solo en dieta mensual más sus prestaciones de ley (El Debate, 2015). Por si fuera poco la situación se pone peor al analizar el video que circuló en redes sociales acerca de lo ocurrido con el legislador de Morena. Quienes lanzaron el famoso grito fueron las mujeres. Las mismas que deciden si aprueban leyes sobre la tipificación del feminicidio y que supuestamente buscan equidad para todas las mexicanas. ¿Doble moral? ¿Doble discurso? ¿Fue un momento de rebeldía? Para mí está claro, la FIFA continuará multando a la FEMEXFUT pero esta vez el aficionado al fútbol será el menos culpable, la multa la tendrá bien merecida porque en realidad no le estarán cobrando el grito sino la calidad de nuestros políticos. El “Ehh Puto” no es más que un espejo que no solo refleja a la fanaticada mexicana, hoy en día también es la realidad de la clase política mexicana. Al final del día siempre va a ser más fácil criticar y tachar de ignorante al fanático del fútbol por vivir cada partido como si fuera el último de su vida, por apasionarse durante 90 minutos por un deporte que lo hace olvidar sus frustraciones y presiones, por gastar miles de pesos en souvenirs, entradas al estadio y mercancía oficial de su equipo favorito. Lo que resulta imperdonable es que todo eso que provoca el fútbol se ensucie por un grupo de “políticos” que decidió hacer de una mala práctica su nueva herramienta para denotar la calidad de personas que tienen las riendas de un país que hoy es satanizado porque un día, a esa afición se le ocurrió reprocharle a un jugador su falta de lealtad a los colores de su equipo. Tal vez deberíamos unirnos para gritarle muy fuerte “ehhh… puuutoos” a nuestros diputados, justamente para reprocharles su falta de lealtad a nuestro país, a nuestra gente y el poco respeto que le tienen a una sociedad como la nuestra. Hoy la pelota se ha vuelto a ensuciar gracias a la política mexicana. FUENTES: Redacción (2017) Diputadas del PRI le gritan Ehhh, Puto a legislador de Morena. Recuperado de: http://www.e-consulta.com/nota/2017-11-10/nacion/diputadas-del-pri-le-gritan-ehhh-puto-legislador-de-morena Redacción (2016) Así surgió el famoso grito de “Eeh…puto”. Recuperado de: http://www.mediotiempo.com/futbol/mexico/noticias/2016/01/13/asi-surgio-el-famoso-grito-de-eeh-puto Redacción (2015) ¿Cuánto ganan los Diputados Federales? Recuperado de: https://www.debate.com.mx/mexico/Cuanto-ganan-los-Diputados-Federales-20150830-0158.html Notimex (2014) VIDEO: En México 1986 nacieron la “ola” y la “Chiquitibum”. Recupeado de: http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/video-en-mexico-1986-nacieron-la-ola-y-la-chiquitibum-1394568377
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