La mayoría de los problemas y conflictos entre las personas obedecen a una mala comunicación. Teniendo en cuenta que el 55% de la comunicación humana son los gestos, el 38% el tono de voz y sólo el 7% las palabras, cuando se da mucha preponderancia a lo que se dice y no a cómo te expresas, es altamente probable que surja un ruido en la forma de vincularte con los demás. La escucha activa es una de las bases de la comunicación asertiva. Es una habilidad que se adquiere y desarrolla con la práctica, aunque puede ser que, en ciertos casos, cueste un poco dominarla, ya que requiere de paciencia y apertura para entrar en el mundo del otro.
- Qué es la escucha activa
Técnicamente, es la capacidad de conectarnos en escuchar a las demás personas en forma activa: no solamente como un “ruido” cuando nos dicen algo, sino meternos en la profundidad de lo que expresan, cómo lo hacen y cuáles son sus emociones implicadas. Al hacerlo de esta forma es probable que experimentes una mayor posibilidad de empatía —ponerte en los zapatos del otro sin necesidad de justificar lo que dice si no estás de acuerdo—. Te abres a un siguiente nivel de entendimiento.
- Actitudes que afectan tu buena comunicación
Algunos errores frecuentes que producen un impacto directo en tu comunicación con los demás son:
- Pensar todo desde tu punto de vista, desconociendo el de la otra parte.
- Distraerte y no prestar atención.
- Implicar interrupciones consciente o inconscientemente -como utilizar tu móvil-
- Desviarte del objetivo principal de lo que el otro expresa
- No mirar a los ojos
- Tener una postura corporalmente cerrada, lo que evita abrir tus emociones y conectar de una mejor forma.
- Juzgar y prejuzgar sin tener todos los elementos de análisis
- Prestar atención sólo a tu historia, sin considerar la de la otra parte.
- Perder de vista el objetivo central de la conversación.
- Cómo practicar la escucha activa
Tanto en lo verbal como lo no verbal, hay varias herramientas que te ayudarán a entrenarte en la escucha activa y asertiva, para lograr comunicarte mejor. Algunas señales verbales:
- Expresar todas tus ideas apoderándote de la comunicación (“Yo siento…”, “Pienso que…”, “Desde mi perspectiva…”, “Quiero que sepas que…”, “Lo que produce en mí esto que dices es…”).
- Utilizar refuerzos de conceptos claves que quisieras que no se pasen por alto.
- Aplicar cumplidos y agradecimientos, para abrir las barreras de comunicación con la otra persona.
- Brindar información de contexto cuando quieras expresar puntos críticos sobre el tema en cuestión.
- Analizar desde la perspectiva del objetivo central de lo que se desea lograr.
- Apoyar con palabras que hagan sentido para la otra persona.
- No agredir ni menoscabar la capacidad de entendimiento del otro.
- Hacer pausas mientras hablas.
- No interrumpir a la otra persona
- Evitar completar las frases que el otro dice: déjalo que se exprese, y luego será tu turno.
Señales no verbales:
- Mirar a los ojos
- Enfatizar con gestos apropiados a lo que deseas expresar.
- Observar la postura corporal, que sugiero que sea abierta y receptiva de tu parte -independientemente de que el otro no la manifieste-.
- Inclinarse levemente hacia la otra persona, para lograr acompasar, seguir su posición corporal sin que sea una simple imitación.
- Tomar algún gesto del otro y aplicarlo en ti, para espejar emocionalmente.
- Si deseas lograr un acuerdo, puedes probar sentarte a la par, o en L -no frente a frente, para evitar el sentido de confrontación o posiciones distantes-.
- Acerca posiciones mediante lo corporal
- Encuentra un equilibrio entre lo que dices y los gestos.
- Ecualiza tus emociones: si te dejas llevar por lo que sientes, pierdes el foco en lo esencial a comunicar. Sentirlas está muy bien; si puedes encontrar el equilibrio, mucho mejor.
- Suelta tus tensiones mientras expresas temas difíciles. La respiración consciente y pausada puede ayudarte.
- 6 claves adicionales: próximos pasos para comunicarte mejor
- Prepara las conversaciones difíciles.
- Resume y recapitula las ideas centrales de la conversación asertiva que se está manteniendo, y recién ahí pasa a lo siguiente.
- Expresa desde el inicio cuál sería un resultado exitoso de ese encuentro, por ejemplo, si se trata de una negociación, un pedido o aclaración de una situación enojosa.
- Haz preguntas para indagar más a fondo lo que el otro siente, y, a la vez, lo que subyace en lo que dice.
- Parafrasea lo que el otro expresa, como una forma de que sepa que le prestas atención.
No traigas cosas del pasado si no son relevantes para el momento presente: evitarás distraer la energía y desandar el camino que, ambos, pudiesen haber conquistado.
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