Frente a la marea de contenido a la que los usuarios se ven expuestos en todas las plataformas digitales, la competencia por la visibilidad online es, en estos días, más feroz que nunca. Para poner la situación en perspectiva, echemos un vistazo a las siguientes estadísticas:
- En WordPress, los usuarios producen 84,9 millones de publicaciones en blogs cada mes.
- El 91% de los vendedores de B2B utiliza LinkedIn para compartir contenido.
- 85 millones de videos y fotos se suben a Instagram todos los días.
- Facebook calcula que, en promedio, pueden aparecer 1.500 historias en los feeds de noticias de una persona cada vez que inicia su sesión en la red.
Además de los desafíos para lograr destacar su contenido en medio de la sobrecarga de información, las marcas también están teniendo dificultades para conectarse con su público objetivo a través de las herramientas de marketing tradicionales, como la publicidad, debido al uso de adblockers. Según el Reporte de Adblockers de 2017 de Page Fair, el uso global de adblockers creció un 30% en 2016 y, actualmente, el 11% de la población mundial de internet usa un bloqueador de anuncios en alguno de sus dispositivos (unos 615 millones en todo el mundo). Las motivaciones de los usuarios para instalar un adblocker, según Page Fair, pasan en primer lugar por un tema de seguridad, esto es, evitar la introducción de virus o malware, seguido de las interrupciones, la velocidad y la privacidad. Sin embargo, el 77% de los usuarios está dispuesto a tolerar cierta publicidad si el contenido es bueno. El bloqueo de anuncios es una amenaza constante y cada vez es más frecuente entre los jóvenes. De acuerdo con eMarketer, tres de cada 10 usuarios de Internet usarán bloqueadores de anuncios a fines de 2018. Las personas no sólo desconfían de la publicidad, sino que a menudo la consideran intrusiva y desconectada de su realidad. Por lo general, los anuncios se perciben como producidos en serie en lugar de ajustarse a las necesidades y preferencias de los usuarios. Todo esto representa un desafío que a veces ni las marcas ni los publishers quieren escuchar, pero evidentemente los usuarios están enviando un mensaje en el que están pidiendo más creatividad y formas más “nativas” de hacer publicidad sin estropear la experiencia online. Es en este panorama cuando el marketing de Influencers cobra sentido si se quiere alcanzar la tan deseada visibilidad. Ya en los últimos años, ha demostrado ser una estrategia efectiva para generar conciencia y participación. Su éxito radica en poder superar el «ruido» y la saturación de contenido en los entornos digitales actuales al aprovechar las voces de los líderes de opinión para difundir el mensaje de una marca a la audiencia prevista de la manera más auténtica y natural posible. Al final del día, dejando los trucos y las tácticas a un lado, a las personas les gusta verse reflejadas en las historias y experiencias de los demás y ésta es precisamente la razón por la cual el contenido original que producen los influencers es muy atractivo y cobra sentido entre sus seguidores. Durante 2017, el marketing de influencers pasó con éxito de ser considerado una moda pasajera a convertirse en una parte integral del mix de marketing. A medida que avancemos en 2018, el marketing de influencers continuará evolucionando y mientras las marcas que ya están inmersas en este espacio busquen maneras de maximizar el impacto de sus colaboraciones, otras cederán a la presión de los compañeros y lo probarán por primera vez.
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