Otro año más en el calendario ha emprendido la marcha, y como los anteriores, no volverá. Este 2017 ha visto momentos buenos y amargos. Creaciones que han podido salir a la luz y otras que moran en la oscuridad. Hemos visto más series y películas, hemos leído más libros, y una vez más todo toca a su fin para que todo vuelva a comenzar. Cada fin de año, todo el mundo se renueva en sus expectativas y esperanzas, especialmente los que por alguna razón han pasado una racha menos buena de lo deseable. Todos los años se desean lo mejor, quizás de forma espontánea. Pero las cosas no suelen venir solas, les hace falta un empujoncito para que salgan como deben salir. Una vez más, tendremos que olvidar algunas cosas, y reaprender otras, poniendo todas las ganas en aquello en lo que posemos nuestra mirada y nuestras manos. En el mundo creativo, la importancia de hacer esto es cien veces más importante que en el resto, porque en las nuevas ideas que podamos tener y desarrollar radica casi la totalidad de lo que se hace, y eso sirve tanto para el sector publicitario como para el editorial, o incluso el cinematográfico. En éste año 2018 que ya tenemos encima, va a ser esencial dar movimiento a los deseos habituales de éstas fechas, y llegar más allá del propio deseo de prosperidad y unir la acción a la palabra, sin poner límites a lo que se pueda imaginar y poner en marcha. Vamos a construirnos un feliz año nuevo durante todos los días en los que nos acompañe, y aunque a veces el camino parezca cortado, no sería la primera vez que nos saltamos o derribamos los muros que nos obstaculizan en nuestro camino, que pueden frenarnos y hasta retrasarnos, pero nunca detenernos de una forma definitiva. Por eso digo que tengamos un feliz año, construido por nosotros mismos.
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