Toda latinoamérica conoce la historia de “La Malinche”: la indígena que se enamoró de Hernán Cortés y le sirvió de traductora para consolidar la conquista en territorio mexicano. Debido a la traición que ella cometió, se acuñó –culturalmente– el término malinchismo para referirnos a la preferencia por las costumbres/personas de otros países, o que actúan de forma especial con extranjeros. Para nuestra mala suerte, nuestra región sigue repitiendo este mal. Cuando trabajás en publicidad, es muy “normal” tener jefes extranjeros. Por una razón u otra, están ahí para “elevar” el nivel creativo de la agencia. Esto, no está del todo mal, pero el verdadero problema es cuando se vuelve un patrón en la industria y dejamos de potenciar el talento local. Y todo sucede a niveles distintos, en Nicaragua tenemos directores de Costa Rica. En Costa Rica, argentinos. Y en Suramérica, europeos. Esto demuestra que no necesitamos a un Hernán Cortés del primer mundo para ser malinchistas. El solo hecho de ser extranjeros, les da un privilegio que los locales no tienen. Sí, como países en vías de desarrollo, necesitamos mejorar en muchos aspectos y aprender de lo que están haciendo en otros lugares. Sin embargo, tener a un director creativo europeo no es la solución al problema; solo es una salida fácil y rápida. De nada servirá tener al mejor a la cabeza, mientras el equipo local no esté creciendo y tomando el lugar que le corresponde. He estado en reuniones centroamericanas, donde pueden haber cinco ponentes regionales, pero es cuando suena un acento suramericano que todos callan y dejan de cuestionar. De hecho, la forma en que hablamos es determinante para obtener respeto y privilegios; hace tanta diferencia, que son muchos los que fingen un acento extranjero para obtener un trabajo y la admiración en su propio país. No los culpo porque funciona. Nos sentimos inferiores, vemos a nuestros compatriotas como menos y no tenemos fe en la creatividad del país. Con estos complejos, no es sorpresa que los clientes se deslumbren al escuchar un “vosotros”, o que el dueño de la agencia le pague cinco veces más a la chica con experiencia internacional. Pero si traer talento extranjero no es la forma correcta de mejorar la industria nacional ¿cuál es? Empecemos por trabajar la confianza creativa del equipo, ya que ninguna persona será capaz de crear buenas ideas si no sienten la apertura y comodidad para hacerlo. Esto significa, brindar los espacios y cultura organizacional para que la creatividad se dé como un proceso natural de la agencia, y en todas las áreas de ésta. Invierte en el talento que tienes dentro igual que invertirías en traer a alguien del extranjero, porque las habilidades creativas deben cultivarse con educación y oportunidades de desarrollo. A largo plazo, será una mejor inversión pagarle a tu equipo una educación de primer nivel, que traer a una persona de fuera. Por último, tratemos de valorar nuestras capacidades, y en vez de esperar un salvador o salvadora con acento bonito, salvémonos nosotros mismos.
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