Trabajar como Freelancer significa que todas las responsabilidades que encierran a un proyecto creativo recaigan sobre ti, lo que puede llegar a ser en ocasiones un poco desgastante pero no imposible. También serán para ti prácticamente todas las ganancias financieras y también las enseñanzas creativas y profesionales. Pero ¿sabes cómo y cuánto cobrar?
Si somos freelancers principiantes, tomaremos el primer proyecto que caiga en nuestras manos aunque nos paguen poco. Y si te acomodas a eso, ya la planchaste. Si somos freelancers con un poco de más experiencia, sabemos que si bajamos nuestras tarifas, se corre el altísimo riesgo de que el cliente le baje calidad a la idea. Y claro que NO queremos eso.
Para que esto no ocurra debemos valorar nuestro trabajo. El proceso creativo es algo que no muchos lo practican y si somos del porcentaje de la población que sí lo practica, debemos cobrar como cualquier otro trabajo, BIEN. Muchos clientes sienten o piensan que porque somos freelancer, la calidad del trabajo no es excelente y es ahí donde podemos demostrar totalmente lo contrario. Recordemos que nuestro trabajo es nuestra carta de presentación personal y eso habla muy bien o muy mal de nosotros como profesionales.
En mi primer trabajo que tuve como freelancer, no cobré como debí haber cobrado y con eso me gané al cliente, pero también me gané muchas frustraciones cuando limitaban a una idea porque el presupuesto era alto. Esto no me paso con mi segundo freelancer. Me atreví, confié más en mi misma, evalué, no tomé el proyecto a la ligera y ¡di en el clavo!
En esta profesión también se aprende a cobrar, a darle el valor a nuestro esfuerzo, a nuestras ideas, a los desvelos y a la pasión que sentimos por la profesión, así que a tu próximo proyecto freelancer llégale con todo, con calidad, esfuerzo y disciplina; y también con la valentía de no regalar tu trabajo al mejor postor.
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