Un producto muy fácilmente puede ser replicado por distintas marcas, una noticia se puede ver y leer de la misma manera en distintos canales de comunicación; un shampoo, un auto, la comida rápida que venden en tu localidad, etc., pueden tener un sinfín de similitudes con sus respectivas competencias, es innegable que conforme pasa el tiempo, nos estamos pareciendo más.
Antes de emprender:
Si todavía no comienza tu negocio esto es para ti, pues las primeras preguntas SIEMPRE deben ser: ¿Qué me diferencia de la competencia?, ¿qué tiene mi producto/servicio que no tenga mi competencia?, ¿por qué deberían elegirme a mí por encima de otros?
El mejor consejo que puedo darles es ¡NO continuar si no tienen claras estas interrogantes!
¿Por qué?
Si la mente del consumidor no es capaz de diferenciar un producto de otro, tampoco será capaz de comprar; si son más las similitudes con la competencia que los elementos que te diferencian, harán un camino cuesta arriba el lograr que el cliente tome la decisión de comprar. Por ejemplo, imaginen que tienen frente a ustedes tres productos con las mismas características. ¿Cuál creen comprar? Obviamente se decidirán por el más económico de los tres. Es muy sencillo: cuando no hay diferenciación el precio se vuelve importante, ahí es cuando caemos en la guerra de precios.
Es innegable, resulta cada vez más difícil innovar, pero no todo está perdido:
- Si saben vender y logran conectar con la gente.
- Si les dan a sus consumidores una experiencia, un servicio y una atención de calidad.
- Si logran hacer que los recuerden.
- Si venden cosas diferentes y también de manera diferente.
Si cumplen con todo esto estarán haciendo marca, una marca real y diferente, eso es lo que todos queremos. Los consumidores necesitamos experiencias reales que nos hagan sentir especial, pero no sólo después de la compra, sino desde el momento en que visitamos esa página web o desde que el vendedor se nos acerca, la marca hoy más que nunca va más allá que una transacción.
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