De la definición de lo que no es, la startup se define como lo que es. Steve Blank.
Hoy en día se ha puesto muy de moda el término “startup”, y como toda moda todos nos la queremos poner, aunque no nos quede tan bien. Por eso es tan común que cualquiera que tiene un emprendimiento de reventa se sienta ahora como la reencarnación de Zuckerberg o del mismo Jobs. Así que, para que no seamos los desubicados de la fiesta, te voy a enumerar por qué tu negocio o el del empresario de la esquina es o no, una startup.
Aunque este anglicismo te parezca un término bastante millennials, la verdad es que surgió hace ya varias décadas. El término se comenzó a utilizar en los años cincuenta, después que un grupo de coworkers lograran conseguir financiamiento para su proyecto; dando origen a Fairchild Semiconductor, la primera compañía en introducir en el mercado el circuito integrado y la primera startup en el seno del famoso Silicon Valley.
Aunque el emprendedurismo ha existido desde siempre, ser emprendedor no es lo mismo a ser un startuper. La cultura de la ‘startup’ incluye una serie de condiciones y características que lo distinguen de cualquier otro ecosistema emprendedor. Este tipo de condiciones son las que permitieron que en los años setenta jóvenes crearán proyectos millonarios desde el garaje de sus casas, antes de cumplir los veinticinco años.
Comencemos con una fuerte dosis de realidad. Hoy me daré la tarea de que nos despertemos un poco del país de las maravillas, para que distingamos juntos qué es y qué no es una startup al estilo de Steve Blank.
No es una startup si es una Pyme
Una startup no es un tipo de empresa, es una etapa de su ciclo de vida. Es la primera fase de una posible empresa con expectativa de crecer rápidamente gracias a la implementación de la tecnología. Una startup solo tiene dos opciones: convertirse en una compañía de éxito o cerrar sus puertas, pero nunca experimentar un crecimiento lento como una Pyme.
Los gigantes tecnológicos como Google, Facebook, Amazon o Apple no fueron Pymes en su etapa de arranque, fueron startups. Hoy en día estas empresas millonarias no se pueden considerar startups, porque son grandes corporativos.
No es una startup si no tiene base tecnológica
Una startup basa su propuesta de valor en simplificar los “trabajos” que las personas hacen cotidianamente y representan un esfuerzo en su vida. Estos procesos solo podrían ser automatizados gracias a las tecnologías como el internet y las TIC.
Por ejemplo: Airbnb es una startup que en el 2008 sintetizó un proceso que se realizaba por medio de varios intermediarios a un solo proceso web. Permitiéndole a los usuarios: publicar, descubrir y arrendar propiedades y además interactuar con personas alrededor del mundo.
No es una start-up si es una spin-off
Spinoff es un término que surgió en la década de los noventa para denominar a aquella empresa o proyecto que surge de una organización madre. Aunque esta “nueva empresa resultante” tenga base tecnológica, no posee el nivel de incertidumbre financiera que caracteriza a las start-up.
Por ejemplo: Android Inc inició como una startup cuando a finales del 2003 sus cuatro fundadores: Andy Rubin, Rich Miner, Nick Sears y Chris White en su primera presentación a inversores, expusieron el proyecto como un sistema operativo para cámaras digitales, seguido de esta presentación encauzaron su producto hacia la telefonía móvil. Dos años después Google compra por 50 millones de dólares la compañía de software. Convirtiendo a Android Inc en una spin-off de su compañía.
No es una startup si tiene costos elevados
Una startup a diferencia de una empresa convencional no necesita incurrir en altos costos administrativos o de oficina, debido a que nacen de pequeños equipos de trabajo. Estas se enfocan en reducir y automatizar sus propios procesos, reduciendo así la contratación de personal y enfocando sus esfuerzos en realizar tareas de alta rentabilidad. Por tanto, el hyper growth de una startup nunca dependerá de la cantidad de empleados. Esta característica nos lleva al siguiente punto.
No es una startup si crece de forma lineal
Una empresa tradicional tiene un crecimiento lineal cuando al aumentar la demanda la empresa debe aumentar paralelamente sus costos para satisfacer a dicho mercado. Por ejemplo, una cadena de restaurantes si quiere ampliar sus operaciones, debe invertir en: un local, personal y activos variables y fijos para poder servir al nuevo segmento. Las startups no, debido a que se basan en la automatización de procesos y por medio de la tecnología pueden aumentar su producción y ventas sin aumentar, de manera significativa, sus gastos. De esta forma una startup crece de forma exponencial anual y no porcentual o al ritmo de la inflación.
No es una startup si opera en un mercado reducido
Para que exista un crecimiento exponencial se necesita un mercado bastante amplio que tengan el deseo de adquirir nuestro servicio. Por dicho motivo, las startups no brindan soluciones a nichos de mercados, sino que buscan desarrollar productos partiendo de un pain statement que no esté delimitado por variables demográficas o geográficas. El modelo de negocios de estas compañías de arranque, se enfoca en buscar un medio para hacer llegar la propuesta de valor de forma automática a través del internet a la mayor cantidad de personas posibles.
No es una startup si es estable
Las startup son compañías un poco caóticas. Si eres de las personas que utiliza este tipo de frase: “no me pagan por eso” o “ese no es mi trabajo” nunca intentes ni fundar, ni trabajar para una startup. Estas compañías incipientes están en constante transformación, tanto de su modelo de negocio como de su producto. Además, muchas veces, al estar lideradas por personas sin experiencia administrativa, no tienen procesos totalmente definidos y establecidos.
Las contrataciones se hacen basándose en el talento y en la capacidad de aprendizaje y resiliencia. Lo que se busca no es que las personas trabajen más, sino que trabajen de forma inteligente para ir reduciendo la incertidumbre en el proceso.
No es una startup si tiene un producto terminado
Si estás esperando incluir todas las funcionalidades a tu App antes de salir al mercado, probablemente te desanimes o te gastes todos tus ahorros. Un startuper nunca estará lo suficientemente listo. Este tipo de empresa arranca generalmente con un MVP (mínimo producto viable) y un proyecto coherente. Lo que se pretende en su etapa temprana, es testear el prototipo para no invertir tiempo y esfuerzo en un producto que no sea percibido como algo de valor para el usuario final. De la implementación se extraerán las primeras métricas para conseguir inversionistas que apuesten por la idea de negocio.
No es una startup si no necesita inversionistas
En la mayoría de los casos, las empresas tradicionales arrancan con capital de los propios dueños o por medio de préstamos o financiamientos bancarios. Las startups al ser compañías jóvenes de alto riesgo, no cuentan con un plan de proyección escalable de forma segura, por tanto, rara vez conseguirán un financiamiento de forma tradicional.
La mayoría de las startups arrancan con bootstrapping (sin recursos o con los pocos ahorros de sus socios). Un startupers además puede conseguir capital inicial mediante el crowdfunding. Existen plataformas como: Kickstarter, Indiegogo o Lánzanos, donde puedes encontrar personas que apoyen tu iniciativa y aporten el dinero necesario arrancar.
Para crecer, los startupers dan un porcentaje de su compañía por dinero a: ángeles inversionistas, venture capital (personas que invierten el dinero de otros), private equity (dinero de capital familiar o fondo de pensiones) o en el mercado público (salir a la bolsa y vender acciones). A demás un buen startupers, siempre buscará socios que no solo inviertan dinero, sino que representan conexiones.
No es una startup si tiene un organigrama
Una compañía de arranque no opera bajo organigramas tradicionales, donde las ideas vienen de la gerencia y los demás puestos se limitan a ejecutar. Estas rompen con el esquema tradicional de arriba hacia abajo y a pesar de que existe un liderazgo las ideas vienen de todos lados. La escalera de crecimiento es mucho más acelerada y les dan la oportunidad a los empleados de adquirir acciones dentro de la empresa. Así que un día puedes entrar como empleado y después podrías convertirte en dueño de la compañía.
No es una startup si todos están cuerdos
Como vimos, no es tarea fácil echar a andar un proyecto novedoso o desconocido, se necesita también de un par de locos, mejor conocidos como “visionarios” (líderes e inversionistas) que no solo sean buenos detectando problemas, sino que puedan arriesgar y manejar la incertidumbre cuando todo parece estar en contra. Así que, si eres uno de ellos, espero que este artículo te haya sido de mucha utilidad no solo para identificar sino para arrancar tu propio proyecto este año nuevo.
AUTOR
Daniela Herrera
Publicista, ilustradora y lectora. Apasionada por la crítica social, la innovación, la filosofía y el marketing. Su carrera está dividida entre el mundo publicitario y el editorial. Ha trabajado como creativa digital y copywriter para agencias de publicidad como Mccann. En el ámbito editorial ha colaborado con diversos escritores y casas de edición en la ilustración de cuentos infantiles y diseño de portadas de libros. En su tiempo libre se dedica a promover el amor que siente por la literatura en su blog: leyendoycomentando.com Instagram: @danivhc
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