Sabemos que alzar la voz en estos tiempos es más fácil, pues tenemos a las nuevas tecnologías y al internet de nuestro lado –sí, hombres y mujeres–.
Estas nuevas vías de expresión están llevando a cabo cambios profundos y transformaciones en la sociedad. A través de ellas, millones de personas han expresado su opinión en infinidad de ocasiones y en diversos temas.
En esta ocasión, nos centraremos en el movimiento «#MeToo», con el que las mujeres encontraron una interesante oportunidad para alzar la voz ante una realidad injusta: el abuso de poder ejercido por los hombres sobre ellas.
En octubre de 2017, surgió este hashtag como parte de un movimiento en redes sociales para denunciar la agresión y el acoso sexual, tras las acusaciones en contra de Harvey Weinstein, productor de cine y ejecutivo estadounidense.
La frase ‘Me Too’ fue creada por Tarana Burke –activista social y organizadora comunitaria– para crear conciencia sobre este enorme problema. Y se popularizó por la actriz Alyssa Milano, quien animó a las mujeres a tuitear sus experiencias para demostrar lo extendido –y naturalizado– que está el comportamiento misógino.
Desde entonces, el hashtag del movimiento ha sido utilizado por millones de mujeres en Twitter y ha tenido sus adecuaciones, como es el caso en nuestro país. El movimiento resurgió en la plataforma digital para denunciar las agresiones y violencia sexual en el ámbito literario bajo el hashtag #MetooEscritoresMexicanos.
A partir de este, usuarias han decidido evidenciar cualquier tipo de agresión existente en sus campos profesionales, surgiendo así las etiquetas #MeTooAcadémicosMexicanos, #MetooPeriodistasMexicanos, #MeTooCineMexicano, #MeTooTeatroMexicano, #MeTooMúsicosMexicanos. Y, por supuesto, en nuestra industria también hubo acusaciones con #MeTooCreativosMexicanos y #MeTooAgenciasMéxico.
A raíz de estos hashtags, se crearon las respectivas cuentas y cada una de ellas presentó un protocolo para publicar los testimonios:
1. El anonimato de quien denuncia es lo más importante. Por ningún motivo, se revelará quién hizo la denuncia a menos que la persona así lo pida. 2. La denuncia debe ser hecha por la persona agredida. Se abstendrán de publicar rumores donde no hayan sido directamente testigos. 3. Las denuncias deben hacerse con conciencia y responsabilidad. 4. El derecho de réplica lo tienen todos y lo pueden realizar desde sus perfiles de Twitter o en modo de respuesta.
Las denuncias de misoginia, discriminación, acosos y abusos sexuales han atestado la red social. Incluso, las cuentas ya han tenido resultados y han presentado datos duros.
Por ejemplo, en el caso de #MeTooPeriodistasMexicanos, el resultado de denuncias anónimas sobre acoso, hostigamiento y violencia sexual recopiladas del 23 al 25 de marzo de 2019 fue de 120 denunciados: 119 hombres y 001 mujeres; de los 119 hombres, 11 fueron denunciados por más de una persona.
Como respuesta, algunos medios de comunicación tomaron cartas en el asunto y algunos señalados ya han sido separado de sus cargos.
En #MeTooMúsicosMexicanos, fueron señalados integrantes de bandas muy reconocidas y en una de ellas, la persona acusada ya fue, también, separada. Sin embargo, fue esta cuenta la que más ha tenido críticas y señalamientos, pues un músico se suicidó –aunque en su carta de despedida afirmó que no culpaba al movimiento, que la decisión fue personal–.
El impacto del movimiento #MeToo fue tanto que ha habido reacciones de apoyo, en contra y “neutrales/objetivas”. Algunos implicados han dado sus versiones y posicionamientos por medio de redes sociales o cartas enviadas a medios de comunicación. Unos niegan los hechos, otros asumen su responsabilidad; unos piden disculpas y otros sugieren acciones legales.
De esta última es la que hay polarización: unas prefieren denunciar en la red social bajo el anonimato para no sufrir represalias físicas y/o laborales y otras lo hacen con nombre y apellido. Pero de ambas, muy pocas han acudido a las autoridades competentes a presentar las denuncias penales para que se haga justicia y castiguen a los agresores por violar los derechos humanos.
De acuerdo con los datos recopilados por el INEGI –y publicados en Proceso–, la violencia de género se encuentra muy arraigada en México, pues el 66.1% de las mujeres han sufrido agresiones de tipo sexual, física, laboral y emocional.
Del total de mujeres violentadas, sólo el 9.4% presentó una queja o denunció ante alguna autoridad y el 2.2% solicitó apoyo a alguna institución. Mientras que el 88.4% no solicitó ni apoyo ni presentó queja o denuncia. Esto quiere decir que la “cifra negra” es muy alta.
Se sabe que el tema de justicia en México es muy complicado, que hay una deficiencia institucional respecto a los mecanismos y canales para denunciar; que la culpa, el miedo y el silencio son los grandes enemigos, pero se debe alentar a realizar acciones que nos corresponden.
#MeToo lo que quiere es visibilizar el problema en el que está hundido nuestro país –y el mundo entero–: la violencia de género. Y las mujeres están diciendo: “basta de la prepotencia machista”, “basta de la desigualdad”, “basta de una serie de prácticas laborales perversas”.
Y, con todo ello, se está poniendo sobre la mesa un problema que las instituciones tendrán que abordar ya.
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