A lo largo de nuestra vida vamos desarrollando preferencias o gustos hacia las cosas, es parte de lo que somos. Creemos tener muy claro lo que realmente nos gusta o lo que queremos y que eso es lo indicado, nada más.
Pero cuando lo que específicamente queremos no llega a nosotros, sino algo distinto, nos sorprende. Al principio la reacción será la típica de rechazo por no ser lo que queríamos, pero con el tiempo y la mente abierta todo puede cambiar para mejor. Empiezas a descubrir las virtudes, los pro, los beneficios, encuentras el lado bueno, y te das cuenta de cosas que nunca pensaste serían posibles.
Entonces te permites cuestionarte todo lo que creías, lo que querías, las convicciones arraigadas que siempre has tenido, para darle paso a un mundo de posibilidades y cambios, te permites ser más flexible y capaz.
Es así como la vida te sorprende, te sacude, diciéndote que encasillar está mal, porque todo es posible, porque todo se transforma y todo cambia.
Fluye con todo, aceptando que lo desconocido no es malo e incluso puede ser mejor que lo que ya conoces.
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