Se sabe que no muchos publicitarios son madrugadores. De todos modos, la importancia del desayuno no se debe menospreciar; por eso, aquí van las costumbres alimenticias mañaneras de algunos famosos. Francamente, varias de estas costumbres son medio asquerosas pero igual resultan interesantes.
- Víctor Hugo
Este escritor vivió unos años en el exilio en la isla de Guernsey, donde adoptó una rutina para escribir: se levantaba al amanecer y desayunaba dos huevos crudos y una taza de café frío. Después se ponía a trabajar.
- Mahatma Gandhi
El hombre era famoso por sus largos ayunos, pero cuando vivía en Londres comenzaba sus días con una comida bien balanceada: crema de avena, leche de cabra, y cacao.
- Albert Einstein
Si algo le gustaba a Einstein eran los huevos: casi todas las mañanas comía huevos fritos, como mínimo dos. A la hora del desayuno también le gustaban los hongos (comía hongos tres veces por día) y miel, que le entregaban en baldes porque le gustaba mucho.
- Walt Whitman
Al poeta le encantaba la carne y la comió con fervor durante toda su vida. Para el desayuno hacía una combinación por lo menos curiosa: carne roja y ostras. Whitman estaba convencido de que la carne casi cruda servía para curar granitos en la piel.
- Wolfgang Amadeus Mozart
Según parece, Mozart comía a lo bestia. Algunos de sus platos favoritos eran el esturión, las chuletas de cerdo, y un estofado de origen flamenco hecho con carne y cerveza. Sus tendencias carnívoras incluían el desayuno: en una carta a su esposa le dice que había disfrutado su desayuno habitual, que era medio capón (un gallo al que se castraba para que creciera aún más). Hoy no se consiguen capones pero en aquel entonces eran un manjar lujoso.
- Winston Churchill
El primer ministro británico exigía que su desayuno le fuera servido en dos bandejas separadas: una con tostadas, jalea, manteca, café, leche, un huevo escalfado y pollo frío (u otra variedad de carne); la otra tenía pomelo, una taza de azúcar, un vaso de jugo de naranja y un whisky con soda. Mientras desayunaba, se fumaba el primer cigarro del día.
- Jane Austen
A diferencia de casi todos los demás en esta lista, Austen desayunaba relativamente tarde, alrededor de las 10 de la mañana. La preferencia de la escritora era comer bizcochuelo húmero y denso, acompañado con té.
- Claude Monet
Este artista tenía su propia huerta, planeaba sus menús de acuerdo con la estación del año, y escribía un diario en el que documentaba sus hábitos culinarios. Para el desayuno, que comía muy temprano, elegía salchichas, tostadas, jalea, un omelette de hierbas, y té.
- La Reina Isabel
La monarca empezaba el día con un desayuno que confirmaba su status de comida más importante del día. Isabel comía pan, cerveza, y un guiso hecho con carne vacuna o de cordero, cocinado con legumbres. Solía condimentar el guiso con achicoria.
- Thomas Edison
Cuando Edison tenía 22 años, vivía en Nueva York y estaba en bancarrota. Una vez entró a un restaurante y cambió una caja de té por un pastelito de manzana caliente y una taza de café. Esa escasa comida le gustó tanto que la convirtió en su desayuno favorito por el resto de su vida.
(Fuente: Mental Floss)
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