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Que lo aspiracional, que lo diferente, que da igual si no te gusta, porque no está dirigida a ti. Que no se ve Acapulco, que la locución es mala, que ya le ahorraron la promo a Acapulco Shore. En menos de 24 horas, las opiniones acerca de #MomImInAcapulco inundaron las redes.
En un año que jamás olvidaremos, la agencia Materialmist, en conjunto con SECTUR, decidió promocionar Acapulco, a través de una campaña “fresca y disruptiva” (en palabras del CEO de la agencia, -que no es Javi Noble-). El spot ha sido blanco de la crítica de un gran número de usuarios, y por más creativos que querramos llegar a ser, con todo el dolor de nuestro ego, ellos son los que tienen la última palabra.
Se suponía que la pandemia, junto con los muchos movimientos sociales, nos habían abierto los ojos, que sería un parteaguas para que el mundo cambiara y pensáramos distinto, pero aún con todo, como industria, seguimos evidenciando nuestra falta de empatía y visión limitada del mundo.
Seguimos eligiendo elementos solo porque gráficamente son atractivos, sin pensar lo qué significa ese objeto en el contexto actual: ¿Máscaras que se relacionan directamente a juegos sexuales, para promocionar un puerto donde hay altos indices de turismo sexual infantil?
Seguimos creando cuál caballos, sin ver a nuestro alrededor, sin tener en cuenta que estamos en medio de una crisis global, en la que por algo tan “insignificante” como salir, están colapsando hospitales, doctores, el mundo. ¿”No hay reglas”?, ¿en medio de esfuerzos millonarios para pedirle a la gente que se cuide?
Seguimos idealizando a nuestro target. Sí, actualmente solo un pequeñísimo sector de la población tiene la capacidad -económica- de irse de vacaciones a Acapulco, pero el emisor del mensaje no es un hotel 5 estrellas, sino una Secretaría gubernamental.
https://www.youtube.com/watch?v=9N_ThVKsLgI
Lo grave de todo esto, no es el mal spot. Le llegó a quien le llegó, 3 días más de mame y pasaremos a otra cosa. Lo que no pasará, lo que realmente nos afecta como industria, es el mal precedente, tanto para SECTUR, como para otras marcas que preferirán hacer ideas ‘safe’ antes de confiar en su agencia y prestarse a ser señalados por estos errores.
Cada que errores como este salen a la luz, una idea brillante muere en manos del «miedo a arriesgarse». Miedo de un brand manager, del director de comunicación, de mercadotecnia… y miedo con justa razón. ¿Cómo pueden confiar en sus creativos cuando pareciera que las agencias no pueden anticiparse a este tipo de crisis? SECTUR no tiene la culpa, ellos decidieron confiar, arriesgarse junto a su agencia, quien es la verdadera culpable.
Y con esto no decimos que no hay que arriesgarnos -porque el medio está urgido de grandes ideas-, sino que como agencias, debemos ser más inteligentes, más cuidadosos, más conscientes. Debemos ser un verdadero partner para nuestros clientes, que son los que ponen la cara, y no ofrecer únicamente comunicación llamativa, sino ideas de cómo solucionar el problema al que se enfrenten. Debemos ser verdaderos creativos, en lugar de únicamente voceros. Dejemos de bullshetearle a quienes confían en nosotros: de nada sirve una presentación de chorrocientos slides para convencer a nuestro cliente de algo que evidentemente está mal.
SECTUR: Gracias por confiar. Lamentamos que tu agencia no haya sabido hacer valer tu confianza.
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